EMDR (Desensibilización y Reprocesamiento por Movimientos Oculares):

Es un método psicoterapéutico efectivo y recomendado, según la Organización Mundial de la Salud, para trabajar trastornos relacionados con el trauma y otras experiencias vitales angustiosas.

La idea central del modelo EMDR, denominado Modelo de Procesamiento Adaptativo de Información (PAI), es que el sistema nervioso tiene de manera innata los mecanismos para procesar e integrar todo lo que nos va sucediendo, incluyendo las experiencias difíciles o estresantes.

Sin embargo, en ocasiones, cuando estas experiencias son más intensas o complejas para la persona, el sistema se bloquea y el recuerdo permanece almacenado sin elaborar, con las mismas percepciones, pensamientos, emociones y sensaciones. Estos recuerdos no procesados pueden dar lugar a problemas y síntomas en el presente (ansiedad, depresión, fobias, estrés postraumático, disociación…) cuando algo de lo que ocurre (disparador) se conecta con esas experiencias pasadas.

La terapia EMDR  accede y desbloquea esos recuerdos, a través de la estimulación bilateral, y permite así que el sistema nervioso pueda finalmente integrarlos con el resto de redes de memoria.

Terapia breve estratégica:

Es un modelo psicoterapéutico elaborado por Giorgio Nardone y Paul Watzlawick (1987) que se centra en desbloquear el problema psicológico que trae la persona a través de la detección e intervención en los intentos de solución, soluciones intentadas, que está llevando a cabo para resolverlo y que, paradójicamente, lo mantiene y agrava.

Para ello se utilizan una serie de maniobras estratégicas protocolizadas para cada tipo de trastorno (ansiedad y fobias, obsesiones, trastornos obsesivo-compulsivos, trastornos de alimentación, depresión, trastornos sexuales…). Estas se aplican durante la sesión a través de la comunicación profesional-paciente y fuera de ella a través de tareas. El objetivo es ayudar a la persona a resolver el problema de una manera funcional y efectiva, ya que lo que está poniendo en práctica no funciona, y volver a conseguir el equilibrio.

Terapia cognitivo conductual:

La terapia cognitivo-conductual representa el enfoque que predomina en la psicología actual gracias a la multitud de evidencia que demuestra su efectividad a la hora de abordar distintas problemáticas como la ansiedad, depresión, trastornos de personalidad, relaciones de pareja, etc. El objetivo de este abordaje es que la persona vaya adquiriendo recursos y técnicas que le ayuden a afrontar su vida de forma más saludable colaborando con el psicólogo en el establecimiento de metas claras y alcanzables y en la solución de problemas concretos.

Terapias de tercera generación:

Las terapias de tercera generación (terapia de aceptación y compromiso,mindfullness, etc) suponen una evolución en la intervención psicológica y un cambio de abordaje. De esta forma, la persona es entendida desde su globalidad y el contexto en el que se desenvuelve.Su objetivo no pasa por eliminar síntomas sino en modificar la función que tienen estos en nuestra vida, para conseguir cambios a través de la aceptación y la búsqueda de una vida plena enfocada en los valores de cada individuo.